Por Edgardo Rocha 
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 5 de enero de 2022 
 
 Al aclamado tenor                                  Edgardo Rocha                                   tuvimos la hermosa oportunidad de admirarlo en diciembre pasado en una transmisión especial de la                                  televisión alemana                                  desde la Deutsche Oper de Berlín.                                                                                     Con radiante registro y gran emoción                                  Rocha                                  entonaba la romanza de Leandro de                                  La tabernera del puerto                                  , de Pablo Sorozábal y letra de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández Shaw Iturralde.                                                                                     Edgardo Rocha                                   escala sin esfuerzo aquí las notas altas y hace muy palpables sus intensos sentimientos:                                                                                     ¡No puede ser! Esa mujer es buena / ¡No puede ser una mujer malvada! (…) ¡No puede ser! / Porque la vi rezar / Porque la vi querer / Porque la vi llorar // Los ojos que lloran no saben mentir / Las malas mujeres no miran así (…)                                                                                     Nacido en Rivera (norte del Uruguay) y formado primero en la Universidad de la República, de Montevideo, y después en Italia, con Salvatore                                  Fisichella                                  ,                                  Rockwell Blake                                   y Jorge Ansorena                                  , Edgardo Rocha ha paseado su voz por los más grandes escenarios desde que fuera ovacionado en su debut en 2010 en el Festival della Valle d’Itria, con                                  Gianni di Parigi                                  , de Gaetano Donizetti.                                                                                     Las incontenibles aclamaciones siguen hasta hoy en la Ópera Estatal de Viena, la Ópera Estatal de Baviera, en Múnich; la Semperoper, de Dresde; la Ópera Nacional, de París; el Teatro alla Scala, de Milán; el Teatro dell’Opera Roma, así como en Salzburgo, Madrid, Valencia, Sevilla, Barcelona, Nápoles, Cagliari, Lausana, Zúrich, Stuttgart, Hamburgo, Verona y Tel Aviv.